En silencio, mir� at�nita mi reflejo en la ventana.
Decid� pegar el rostro sobre �l, para sentirme un pel�n m�s cerca de m�. Las gotas se aglomeraban en el cristal. Era una tarde lluviosa. Apenas hab�a dormido en la noche, y s�lo llegu� a recatar unas cuantas horas de sue?o en la ma?ana, quiz�s, unos minutos m�s tarde del ocaso.
Verdaderamente aquella visita me hab�a marcado. A�n o�a tiritar tus palabras, que serpenteaban hasta mi silencio. Tristes eufemismos que se colaron en la m�s fr�a de las evidencias.
Ten�a miedo de que tus ojos no me devorasen. Pues aquella tarde viniste con demasiada ropa� Y as�, sin apenas decir nada, dej� marchar tu mirada con un leve temblor en los labios. Era la fecha l�mite. Y nunca m�s volver�a a pronunciar �Te amo� poco despu�s de tu nombre.
Y me romp� en mil pedazos, distribuidos en solitarias avenidas, calles y bulevares de Madrid.
Decid� pegar el rostro sobre �l, para sentirme un pel�n m�s cerca de m�. Las gotas se aglomeraban en el cristal. Era una tarde lluviosa. Apenas hab�a dormido en la noche, y s�lo llegu� a recatar unas cuantas horas de sue?o en la ma?ana, quiz�s, unos minutos m�s tarde del ocaso.
Verdaderamente aquella visita me hab�a marcado. A�n o�a tiritar tus palabras, que serpenteaban hasta mi silencio. Tristes eufemismos que se colaron en la m�s fr�a de las evidencias.
Ten�a miedo de que tus ojos no me devorasen. Pues aquella tarde viniste con demasiada ropa� Y as�, sin apenas decir nada, dej� marchar tu mirada con un leve temblor en los labios. Era la fecha l�mite. Y nunca m�s volver�a a pronunciar �Te amo� poco despu�s de tu nombre.
Y me romp� en mil pedazos, distribuidos en solitarias avenidas, calles y bulevares de Madrid.
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