Masushieru

27 mayo 2008

By Sarah Leyla Puello for Patricia

Esas mismas heridas del recuerdo
Con “medias negras” nos cubrimos del sucio que mancha la planta de los pies. Con “medias negras” nos cubrimos del frío que produce la soledad por las noches. Con “medias negras” escondemos las heridas para que el mundo exterior no pueda ver la sangre que brota de nuestros poros.

La negritud de nuestras medias es símbolo melancólico de la oscuridad que envuelve nuestras almas, de la corrupción por despecho, injusticia o depresión a la que todos cedemos. Nuestras medias están negras del rimel que se cuece en ellas con las lágrimas que no dejamos de secarnos. Y salimos a la calle todos los días con ellas, remangadas hasta las rodillas, como armadura de caballería en guerra. En nuestras “medias negras” no cabe una palabra más en tinta también negra, del pensamiento que se hincha de inminencia, de las palpitaciones del corazón lisiado, que escriben la realidad como queriendo borrarla.

Todos tenemos un closet lleno de “medias negras”. Como fantasmas o murciélagos que despiertan en medio de la noche, entre nuestros sueños, y vuelan llenos de tormento e inspiración macabra. Y solo a veces, cuando dormimos ligero, la brisa que su aleteo levanta, nos levanta también a nosotros, y nos atrevemos a escribir unos versos.

Hasta mis rodillas estoy de refugio, escondite y evasión. Un espacio interior creado en un instante de vida, cuando el firme agarre de un libro de verdades universales e imágenes anabolizantes, se transforma en entendimiento de mi ser y taquicardias de aprobación; cuando lo que siente ella y lo que sientes tú, es lo mismo que lo que siento yo. Somos una nación de “medias negras”, un ejército uniformado en una sola voz rebozada de dolor, de sufrimiento, de desvelo, con solo manchas de gotas alegres secadas con la luz del día, llovizna demasiado breve para captar a veces. Somos un par de “medias negras” que caminan inseparables a intervalos, pero porque están atadas a un mismo cuerpo. No tienen otro remedio. Parte única e irrepetible, parte anodina y dispensable. Juntas constituyen el Dios y el diablo interior, la verdad y la mentira, la esperanza y la derrota, la tristeza y la alegría, todas partes de nosotros mismos. Y cuando solo queda el silencio, cuando todos se han dormido y la luz es escasa; cuando nuestras “medias negras” son la única manta que sabe cubrirnos de besos, entonces su roce es rojo, ardiente y extendido, un valle en llamas de palabras.

A Patricia, por sus “Medias Negras”.


Mi aportacion, con medias negras me cubro para cara y me adentro en el recuerdo la inocencia perdida aquella que llamamos infancia y que ya hace tanto que nos ha dejado, aquella dulce y risueña vida cual futuro nos espera...mientras el tiempo pasa y cada dia me hace enorgullecerme de una amiga como tu.....


A Patricia por tantos y tantos años...no tengo que dar las gracias....eres todo lo que se puede pedir y desear como persona :D

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