Masushieru

04 noviembre 2007

Estimamos demasiado
lo que somos, lo que tenemos.
Quizá porque en el fondo
sentimos lástima
de nosotros mismos
y nos aferramos con fuerza
a los pocos sentimentos
positivos que albergamos,
protegiendoles
de cualquier agresión exterior.
¡Son nuestro "tesoro"!
por eso acorazamos
nuestras sensaciones,
no dejando que nadie
se aproxime.
No vaya a ser
que si las descubren,
seamos más vulnerables,
se aprovechen,
o se rían de nosotros.
Sin embargo, nos equivocamos
guardando para excusivo disfrute,
virtudes que sólo tienen sentido
al ser compartidas.

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