En el ojo brujo ya no se ve el destino.
Está nebuloso, enturbiado por las lágrimas.
El espíritu de la montaña nos hablara por última vez.
Y se acabará marchando.
Cuando arrecie el viento y la lluvia.
Nos abandonara a nuestra soledad y locura...
Está nebuloso, enturbiado por las lágrimas.
El espíritu de la montaña nos hablara por última vez.
Y se acabará marchando.
Cuando arrecie el viento y la lluvia.
Nos abandonara a nuestra soledad y locura...
1 comentarios:
A las 3/02/2007 10:25 p. m. , Patricia Minalla ha dicho...
Y cuando nos abandone las soledad solo quedará tristeza, momentos inocuos, vacios, reemplazables.
Cuando nos abandone la soledad ya nada quedará... solo el hastío, la nausea de saberse siempre igual y esteril, infeliz, inconcluso, absurso. Incluso ausente de uno mismo porque la soledad es el placar que aviva el alma, es la droga que entumece corazones, la hierba que alucina nuestras conciencias y estimula estas manos para hacerlas levitar sobre un papel. Cuando no exista la soledad sabras que me he ido, que ya no estoy contigo y que ya no serás tú, sino otra... inventada quizás por cualquier reacción química o siquica.
Te quiero.
Pati.
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