Masushieru

04 noviembre 2007

Estimamos demasiado
lo que somos, lo que tenemos.
Quizá porque en el fondo
sentimos lástima
de nosotros mismos
y nos aferramos con fuerza
a los pocos sentimentos
positivos que albergamos,
protegiendoles
de cualquier agresión exterior.
¡Son nuestro "tesoro"!
por eso acorazamos
nuestras sensaciones,
no dejando que nadie
se aproxime.
No vaya a ser
que si las descubren,
seamos más vulnerables,
se aprovechen,
o se rían de nosotros.
Sin embargo, nos equivocamos
guardando para excusivo disfrute,
virtudes que sólo tienen sentido
al ser compartidas.

02 noviembre 2007

Bessie Smith



De todas las voces del blues surgidas tras la aparición en 1920 de la grabación de Mamie Smith "Crazy Blues" para la Paramount, es Bessie Smith, la que logra destacar por encima de sus coetáneas. La llamada "Emperatriz del Blues" nació en 1894 -difícil asegurar el día por la ausencia entre la población negra de entonces de las partidas de nacimiento- el 15 de abril en Chattanooga (Tennessee). Por aquel entonces, a la esclavitud había sucedido la segregación racial y la implantación de los grandes guetos en las ciudades americanas desde finales del siglo XIX, hasta principios del siglo XX. El blues rural y campesino se transformó en blues urbano y si en el primero abundaban los cantantes masculinos, en el segundo aparecen toda una serie de voces femeninas en espectáculos teatrales y de "vaudeville" con el blues asimilándose al balbuciente jazz y codeándose con el repertorio teatral blanco de la época.

Bessie Smith, se convirtió en profesional en 1912 cuando su hermano Clarence, le consiguió un contrato para uno de esos espectáculos. En 1913, ya actuaba por si sola en el "81 Theatre de Atlanta" y en los años posteriores por el duro pero famoso circuito TOBA. Con cierto prestigio ya ganado, en 1921 actuaba en el "Standars Theatre" de Filadelfia y al año siguiente con la orquesta de Charlie Johnson, en el "Paradise Gardens" de Atlanta, la sala de baile más elegante de la ciudad.

1923 fue el año que marcó su carrera y la lanzó a la fama. Clarence Williams, un extraordinario pianista, presentó a Bessie Smith, al director artístico de la casa Columbia quien tras oírla cantar le ofreció un contrato discográfico y le orientó decisivamente en su carrera. Esa relación duró diez años y Bessie Smith, siempre tuvo a los mejores acompañantes para sus discos. Su éxito se cimentó en una dicción clara y rotunda, un oído y afinación extraordinario, voz perfectamente centrada, emitida con naturalidad y sin esfuerzo, un increíble control de la altura de las notas y también una manera singular de atacar las consonantes y el dominio de las inflexiones rítmicas.

Sin duda, a esa confluencia entre el blues y el jazz vocal que se encuentra en Bessie Smith, contribuyeron de manera decisiva el papel jugado por los extraordinarios músicos que le acompañaron durante su estancia en la Columbia. Un jovencisimo, Louis Armstrong, se cruza varias veces en el camino de la cantante y sus registros constituyen toda una obra maestra. Destaca de esos encuentros el blues "Careless Love" un gemido de notas en clave de blues con enorme intensidad. Coleman Hawkins, el gran saxofonista tenor se deja oír igualmente entre la banda de Fletcher Henderson, cuando Bessie grabó "Cake Walkin' Blues" en 1925. El clarinetista, Buster Bailey, el trombonista, Charlie Green, el pianista James P. Johnson o el saxofonista, Chu Berry, fueron algunos de los músicos que le acompañaron en esa fructífera etapa.

Vinieron luego dos años de oscuridad (1929-1931), provocados por la Gran Depresión del 29 y su cotización bajó espectacularmente; sus actuaciones escasearon llegando a cantar en lugares infectos donde la clientela sabedora de su afición por el sexo, le pedía continuamente canciones pornográficas. Pasado los efectos de la Depresión, cuando los contratos y actuaciones volvían otra vez, le sobrevino aquel fatal accidente de coche en una estrecha carretera del estado de Mississippi cuando estaba de gira con la compañía de la obra musical "Broadway Rastrus" el 26 de septiembre de 1937. Su trágico fallecimiento desató, una vez más la polémica sobre las victimas del racismo en los Estados Unidos.

El hospital más cercano donde fue llevada de urgencia era un hospital para blancos donde le fue negada la asistencia. Sus acompañantes no tuvieron otra opción que prolongar su agonía hasta llegar al lejano Hospital afro-americano de Clarksdale, adonde llegó desangrada y sin posibilidades de supervivencia. Días después tuvo lugar su entierro en Filadelfia con una comitiva de setenta mil personas, pero su tumba estuvo sin lápida hasta 1970, cuando el sello Columbia financió con parte de los beneficios obtenidos por la reedición del primer álbum doble de canciones de Bessie Smith.

En ella se puede leer el siguiente epitafio:

"La más grande de todas las cantantes de blues del mundo, jamás dejará de cantar".